A propósito del Pastor
Los seres humanos llevan milenios adorando a miríadas de deidades, pero sólo un Dios afirma que Él creó el Universo y todo lo que hay en él, y que no hay más dioses que Él.
Este Creador afirma que Él es el Buen Pastor y que todos los seres humanos esparcidos por la faz de la Tierra son ovejas.
Este Buen Pastor declara que todas las ovejas que están fuera de su rebaño están perdidas, condenadas por la naturaleza corrupta de sus corazones y marcadas por el Mal.
Pero este Buen Pastor afirma que quiere forjar una relación de confianza y amor con todas estas ovejas perdidas, y que ellas se beneficiarán de esta relación excepcional si aceptan formar parte de su rebaño.
Así pues, debido al amor que el Buen Pastor siente por cada una de estas ovejas perdidas, ha abierto un único Camino para que todas ellas lo sigan a fin de unirse a Su rebaño y permanecer bajo Su benévola protección, anulando la marca del Mal que las condena, y colocando en ellas Su propia marca de propiedad que las protege del Mal.
El Buen Pastor no obliga a ninguna de estas ovejas descarriadas a seguir este Camino para ser salvadas del Mal, pero advierte que sólo siguiendo este Camino sin apartarse de Él, estas ovejas que buscan descanso y protección podrán entrar en su rebaño.
Este Camino salvador es :
Este Jesús, hombre lleno de misterios, enseña a las multitudes cómo entrar en este rebaño y recibir esta marca distintiva del Creador, a veces hablando de Él como de un Hijo de Dios igual que nos enseña a nosotros a convertirnos en hijos e hijas de Dios, a veces hablando de Él como del Creador encarnado en un cuerpo de carne.
A veces se presenta como un Hermano mayor terrestre que nos da el ejemplo perfecto a seguir, a veces se presenta como el Padre Celestial y el Buen Pastor.
Así, como un Padre que nos ama, nos corrige cuando nos descarriamos para que volvamos a estar bajo su protección.
Y como un Pastor que ama a sus ovejas, nos guía, a veces contra nuestra voluntad para evitar que caigamos por el precipicio y conducirnos a los prados más verdes.
Por eso, como ovejas centinelas, escuchemos, sigamos su voz, escudriñemos su silueta, porque seamos quienes seamos, vengamos de donde vengamos, hayamos creído lo que hayamos creído hasta ahora, y hayamos hecho lo que hayamos hecho en nuestra vida pasada que nos haga sentir culpables, el Creador nunca deja de mirarnos con su mirada llena de amor paternal, y a todos nos llama a caminar tras sus huellas y a permanecer en Él para que Él permanezca en nosotros.
Esta es la vocación de Oveja Centinela: aprender juntos a permanecer en Jesús, y compartirla con quienes deseen recibir la fe que agrada a los ojos del Creador.